domingo, 24 de febrero de 2013

Estados Unidos: The American Dream_Las Vegas y Gran Cañón

"The American Dream", aquí me encuentro otra vez. En esta ocasión el nombre del post es sin dudarlo aplicable a la ciudad de Las Vegas, territorio del juego en el que multitud de visitantes intentar buscar una segunda oportunidad y hacer sus sueños realidad; eso sí, a riesgo de perderlo todo en el intento. Recorreré contigo el Strip y sobrevolaremos juntos el Gran Cañón para deleite de nuestra vista. Ponte cómodo y disfruta de Las Vegas y el Gran Cañón del Colorado.
Por la tarde cuando el sol ya no calienta tanto, arréglate un poquito y a "patear" el Strip; visita el Canal del Venetian, sus góndolas, su shopping center...ciertamente es casi como estar en la ciudad italiana; los nuevos hoteles Aria ,Vdara y sus galerías comerciales CrystalsCosmopolitan, sin duda este sería el hotel en el que me alojaría si volviera a Las Vegas, buen ambiente, buenos locales y para cenar no salgas del Cosmopolitan y asómate a Jaleo by Jose Andrés (me quité el gusanillo de no haber podido ir en Washington a su conocido local); no te vayas sin probar de su carta sus platos a base de queso (La Peral, Valdeón, Rey silo). Tienes toda la noche por delante para pasarlo bien, jugar, ver algún espectáculo; no olvides que Las Vegas es el lugar perfecto para ver shows de Cirque Du Soleil y es que tienen ocho distintos en cartel. Si quieres ver un clásico de Las Vegas, vete al MGM Grand; allí  encontrarás el show de magia permanente de David Copperfield. Por cierto, las mejores fiestas de Las Vegas son las de la piscina del MGM en el Wet Republic.
Después de lo larga que hayas querido que sea tu noche, pégate un buen madrugón (o a lo mejor aún no te has acostado) para ir al Gran Cañón; de entre todas las posibilidades elegí la opción Grand Voyager que incluye el vuelo en avioneta, helicóptero, bote por el río (ve el vídeo al final del post);la empresa Scenic Airlines te recoge en el hotel a eso de las 5:00 de la mañana para trasladarnos a un pequeño aeropuerto a las afueras de Las Vegas  desde el que se toma la avioneta con destino al Gran Cañón; durante el trayecto podrás contemplar las ciudad y sus luces, el amanecer y la famosa presa Hoover. Al llegar a la terminal el helicóptero te espera para descender  por el cañón hasta el río. Un vez abajo harás un pequeño viaje por el río en el que si tienes suerte y el barquero da la talla te contará curiosidades sobre el río y el cañón. El nuestro se ganó una buena  propina.
Regreso de nuevo en helicóptero a lo alto del cañón donde un autobús estará esperándote para acercarte a Eagle y Guano Point, donde dispondrás de unas dos horas para contemplar el cañón, comer e inmortalizar el momento en unas fotografías únicas.
Ya de vuelta al hotel tras el madrugón, lo mejor sin duda es un buen baño en la piscina de un hotel, tomarte un cóctel o una cervecita y relajarte bajo el sol de Nevada. Al caer la noche, ponte guap@ y asalta de nuevo el Strip, sumérgete en la ciudad bajo el nivel de la calle y piérdete por los casinos, centros comerciales y locales de ocio. En esta ocasión dedica también tu tiempo a disfrutar de los espectáculos gratuitos que diversos hoteles ofrecen:
  • Fuentes del Bellagio: solo se me ocurre una palabra para describirlo ¡asombroso!. La primera melodía que escuché y contemplé fue Con te partiro de Andrea Bocelli, el vello de punta. Si bien es cierto que no es lo mismo, al final del post te dejo el vídeo del baile del agua y luz con la melodía "Viva Las Vegas" para que te hagas una idea de lo que te cuento.
  • Sirenas del Treasure Island: espectáculo que une chicas que emulan a sirenas, chicos de pirata, música, pirotecnia, luchas de espada y efectos visuales. Se realiza en el exterior del hotel y dura unos 20 minutos. 
  • Volcán del Mirage: show de fuego y música de percusión que trata de recrear un volcán en plena erupción.
  • Si dispones de tiempo, trasládate a la calle Freemont, la zona antigua de la ciudad que en los últimos años ha sido mejorada para recuperar su esplendor. No deberías perderte su bóveda iluminada, espectáculo de luz y sonido a partes iguales.
Las Vegas, ciudad del juego, del dinero, de la luz y el entretenimiento; así definiría yo este lugar que no te dejará impasible, ya sea para odiarlo o amarlo.
Como despedida hoy te muestro otra buena dosis de vídeos: vista aérea del strip durante la noche, descubrir el gran cañón y Fuentes del Bellagio  Ya sabes lo que me gusta ponerte escenas de películas rodadas en los lugares visitadas por Mi maleta de los sueño, así que en esta ocasión para los seguidores de Ocean´s la escena final de Ocean´s Eleven en las Fuentes del Bellagio. ¡Hasta pronto! y ¡Viva Las Vegas!







Fotos: realizadas durante el viaje


domingo, 17 de febrero de 2013

Experiencia Patagónica: Torres del Paine, Puerto Natales y El Fin del Mundo-Ushuaia


Aquí estoy otra vez para continuar compartiendo contigo mi "Experiencia Patagónica". Recuerda que hasta ahora, en esta "experiencia" ya hemos disfrutado de la naturaleza y animales en Península Valdés e Iguazú y hemos visitado el Glaciar Perito Moreno y un trekking por la zona de Calafate; hoy continuamos hacia el sur, donde nos acercaremos a las Torres del Paine (circuito W, aunque reducido), Puerto Natales y llegaremos al Fin del Mundo, a Ushuaia.
Tras abandonar Calafate emprendemos el camino hasta la frontera chilena, el paso de "Cancha Carrera". Allí podrás encontrar diversos lugares donde coger fuerzas y , si quieres, comprar algo de comida "energética" para los próximos días de caminatas. Entramos ya en el Parque Nacional Torres del Paine, donde el trekking estrella es el Circuito W, de unos cuatro días de duración. En mi caso, debido a la gran cantidad de sitios que quería visitar en la "Experiencia Patagónica", lo hice de forma reducida; fueron 3 días en el Parque, donde nos alojamos en refugios y campamentos en la zona del Lago Pehoe (el refugio Pehoe está estupendo, un camping en toda regla). El primer día realizamos la mejor caminata del trekking, el sendero a las Torres del Paine, bordeando el Río Ascensio y a través del Monte Almirante Nieto; durante el camino llegaremos al refugio chileno, atravesaremos zonas boscosas y disfrutaremos de las vistas de las Torres del Paine desde varios miradores.
Al día siguiente, cruzamos en barco desde puerto Pudeto al refugio Pehoe, donde pasamos la tercera noche, aunque bien pensamos que no llegaríamos. El viento era muy fuerte y debido a eso, la travesía en barco se retrasó cerca de 2 horas; cuando emprendimos la navegación, todo iba bien, pero pasados unos 10 minutos, no parecía que estuviéramos en un lago, sino en mar abierto; las olas pasaban por encima de la embarcación y nos movíamos de un lado para otro, teniendo que agarrarnos fuertemente para no irnos al suelo; hubo gente que lo pasó realmente mal. De hecho dimos media vuelta a mitad de camino para volver a intentarlo de nuevo, ya que las olas impedían que el barco avanzase. Finalmente llegamos al refugio y comenzamos la caminata hasta el Valle del Francés, llegando al campamento italiano y con impresionantes vistas del Paine Grande; el regreso al refugio lo hacemos bordeando el Lago Skottberg.
Esa tarde noche en el refugio la pasamos en la cafetería en modo relajación y cervecitas: muy recomendable!!!. El último día del circuito es el primer segmento de la W, correspondiente al Glaciar Grey; se trata de un glaciar de 300km2 de extensión y 25km de largo; contemplamos diversos témpanos desprendidos en el lago, cuya característica principal son sus aguas grises, de aspecto lechoso. El sendero nos lleva a distintos miradores sobre el glaciar, divisando también el macizo del Paine. Al regresar al refugio, recogimos nuestras pertenencias y cruzamos de nuevo el lago en barco, esta vez bajo un sol espléndido y las aguas en calma,lo que nos permitió ir en cubierta y contemplar por última vez el macizo: los Cuernos, Aleta de Tiburón, Paine Grande...
Ya en tierra firme, nos dirigimos a nuestra siguiente parada en el camino, Puerto Natales; llegamos allí ya entrada la tarde, dedicando lo que quedaba de ella a recorrer el pueblo y tomarnos una café calentito en Patagonia Dulce, un local en una casita de madera; lugar muy acogedor y con un olor que hará que te apetezca comer todo lo dulce que allí tienen. Cenamos en grupo en un lugar del que no recuerdo el nombre, pero sí que recuerdo que estaba muy concurrido y la cena no estuvo nada mal. Esa noche, nos ocurrió otra anécdota...al volver a nuestro hotel (era la 1:00 más o menos), la puerta estaba cerrada, pero cerrada es cerrada a cal y canto, sin señal de vida en el interior; después de aporrear la puerta durante media hora y llamar al teléfono (lo oíamos sonar desde el exterior), vimos que se encendía una luz y una señora medio dormida nos abrió la puerta, indicándonos que no se había percatado de que faltaban huéspedes en el hotel....un hotel de muy poquitas habitaciones y habiendo dejado las llaves en recepción al marcharnos... Ya nos veíamos durmiendo en la calle...jajajaja...con el frío que hacía madre mía.
La mañana siguiente seguimos rumbo al sur, tomamos un ferry (6$ pesos argentinos) para cruzar el Estrecho de Magallanes y accedimos de nuevo a Argentina por el Paso de San Sebastián; después de un largo trayecto en autobús por Tierra de Fuego, llegamos a Río Grande y unos 70 km después a la Estancia Las Hijas, finca ganadera de 10.000 hectáreas, donde nos aguardaba una cena especial a base de cordero patagónico preparada por los dueños de la estancia, Carol y Richard. Ya en la mañana, tras un buen desayuno ofrecido por los Richard asistimos a una demostración de trabajo con perros ovejeros y tareas de esquila de ovejas. El trato dispensado por esta familia fue increíble.
Ya estábamos muy cerquita del fin del mundo, pero aún nos aguardaba otra grata sorpresa en Valle de Tierra Mayor, el Refugio Solar del Bosque junto al Lago Escondido, un entorno precioso, donde pudimos observar a los castores que pueblan el lugar haciendo de las suyas (están destrozando los bosques; tiene un problema de superpoblación importante); hicimos una caminata hasta la Laguna Esmeralda a través de turberas y bosques; merece la pena acercarse hasta la laguna, un paraje hermoso.
Al regreso nuestros amigos del Solar del Bosque nos tenían preparadas las mejores empanadas argentinas que recuerdo, ¡qué ricas!. Otra cosa que recuerdo de ese lugar es el momento "león marino" que sufrimos en el refugio durante la noche...por supuesto no teníamos leones en la habitación, aunque alguno emitía sonido similares ¡vaya risa pasamos!.
Llegamos por fin a Ushuaia; no sé si era porque llovía y el día estaba muy gris, pero la impresión que me llevé de la ciudad no fue lo que me esperaba; demasiado turismo de "souvenir", cafeterías, restaurantes,.... No sé qué deciros...si ahora tuviera que diseñar de nuevo mi viaje igual no incorporaba Ushuaia como destino; aunque como siempre predico "hay que conocer los lugares para poder decir que no volverías"; esta es mi máxima cuando viajo.
Hicimos una caminata por el Parque Nacional Tierra del Fuego (entrada 65$ pesos argentinos) y navegamos por el Canal de Beagle, donde divisamos colonias de leones marinos (esta vez auténticos) y cormoranes. No te olvides de sellar tu pasaporte en la oficina de turismo para demostrar que has llegado al fin del mundo. Las horas libres en la ciudad recorrimos la calle principal, San Martin, y decidimos cenar La Cantina Fueguina de Freddy, local que nos recomendó nuestra guía de Camino Abierto, famoso por sus mariscos y pescados; degustamos centolla como entrante y después yo me decanté por la merluza negra (bastante buena, pero no como la del Cantábrico ;) )
Con la visita al fin del mundo concluye mi "Experiencia Patagónica", aunque es cierto que aún tengo que contarte cosillas sobre Buenos Aires, la ciudad del tango, que bien se merece una entrada para ella solita en Mi maleta de los sueños. Espero que todo lo que te he contado haya servido para generar al menos un poquito de curiosidad por conocer este magnífico punto del planeta.
Hoy hemos llegado a las puertas de la Antártida y por ello te recomiendo el fantástico libro Atrapados en el hielo, que relata la odisea del intento de la conquista de la Antártida por Ernest Shakelton y su tripulación a bordo del Endurance; yo lo leí precisamente durante el viaje. !Nos vemos pronto!

Fotos: realizadas durante el viaje

viernes, 8 de febrero de 2013

Nueva Zelanda: tierra de maoríes y "hobbits" (Isla Sur)

¡Hola! Aquí estoy de nuevo para contarte lo mejor de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Hace unos cuantos posts te invité a conocer la Isla Norte, donde te animaba a descubrir cuevas, hacer rafting, visitar centros termales y conocer la cultura maorí. En esta ocasión la maleta de los sueños se pone un poquito "agrícola" (ya entenderás por qué) y con ganas de adrenalina a tope. Bienvenido de nuevo y ¡a disfrutar!

ISLA SUR
Queenstown, Arrowtown, Wanaka y Christchuch
Si has echado un vistazo rápido al post de la Isla Norte para coger el hilo a este "Tierra de maoríes y hobbits", verás que nos habíamos quedado en Rotorua. Desde allí volamos hasta Queeenstown, el centro de la aventura. Al llegar al aeropuerto ¡sorpresa!, mi maleta estaba destrozadita...ni una rueda ni cremalleras en su sitio; en ese momento los "kiwis" me sorprendieron...en 5 minutos tenía una maleta nueva, más grande e incluso mejor que la mía, ¡sí señor, eficacia en las líneas aéreas!. Después de esta anécdota, Queenstown espera. Se trata de una población a orillas del Lago Wakatipu, donde todo gira en torno al turismo activo, y es lógico, Queenstown está rodeado de ríos, lagos y montañas. Es un sitio precioso, flanqueado por las Remarkables, aunque más de uno me entenderá mejor si las llamo "Montañas nubladas". ¿Qué puedes hacer allí? Todo depende de la época del año; en invierno (nuestro verano) Quenstown se convierte en una gran destino para los deportes de nieve, y es que las estaciones The Remarkables y Coronet Peak ofrecen entre las dos 500 hectáreas de superficie esquiable de primera calidad. Si decides visitar Queenstown en otra época del año, puedes optar por otras muchas opciones; te hablaré de las que yo hice y que recomiendo: 
  • Recorrer el río Shotover en lancha con motor a reacción: es una experiencia impresionante; increíble como el patrón de la lancha controla perfectamente las distancias para evitar la colisión con las paredes del cañón; a esa velocidad sería una tragedia segura y es que, en ocasiones, si estiraras el brazo podrías tocar la pared con tu mano. Existen diversas compañías que comercializan esta actividad; yo la hice con Shotover Jet; el precio 129$NZ. Como muestra os dejo un vídeo al final del post
  • Navegar por Mildford Sound en el Parque Nacional Fiordland: Se toma el barco en Mildford y navegarás durante hora y media por el fiordo hasta el mar de Tasmania. Durante el trayecto contemplarás el Pico Mitre, las Cascadas Bowen, pingüinos y focas
  • Regresar desde Mildford Sound a Queenstown en helicóptero sobrevolando Fiordland y las Remarkables, haciendo una parada en una de las cumbres nevadas y otra en las cercanías de Queenstown desde donde se divisa un paraje espectacular de la población, las montañas y el lago. La compañía elegida fue Heliworks, única compañía que trabajó bajo las órdenes de Peter Jackson durante la grabación de El Señor de los Anillos. Existen diversas modalidades de vuelos y con diferentes precios. El que yo realicé ascendía a 590$NZ por persona.
  • Ascender a Bobs´s Peak en una góndola para poder observar toda la zona. Si te apetece, en la zona superior dispones de un restaurante con vistas a Queenstown y el lago. Para descender puedes utilizar la góndola de nuevo, mountain bike o utilizar una especie de patinete-bosley (yo no pude hacerlo ya que era tarde e iban a cerrar, pero me quedé con ganas)

Otras actividades que puedes hacer son: senderismo por Fiordland (el recorrido de Mildford de varios días es mundialmente conocido), rutas a caballo, mountain bike, rapel, barrranquismo, etc. y es que, no lo olvides, Queenstown es uno de los centros mundiales de aventura. Para el final de mi relato sobre esta zona he dejado el Bungy Jumping (nosotros los conocemos como puenting); esta actividad fue creada por un neozelandés precisamente en Queenstown, basándose para ello en la cultura polinesia. Los polinesios saltaban de una torre de bambú atados con enredaderas por los pies para demostrar su madurez. Si quieres hacer puenting de una forma segura no dudes en acercarte al puente sobre el río Kawarau, al centro de A.J Hackett, su inventor, donde incluso encontrarás una especie de museo sobre esta actividad. Tengo que reconocer que me lo pasé muy bien viendo a la gente saltar y gritar desconsolados; yo no me decidí(vale...atreví) a hacerlo.
De camino hacia el norte de la isla, no dejes de visitar Arrowtown, pueblo minero de la fiebre del oro,. El pueblo es muy pintoresco y acogedor;visita el asentamiento de mineros chinos con sus cabañas.
Continuando el camino, pararemos en Lago Wanaka, un entorno muy similar a Queenstown, pero mucho más tranquilo; de hecho lo que debes hacer en Wanaka es relajarte y disfrutar del lugar; si lo tuyo es la pesca, Wanaka te ofrece esta posibilidad. También puedes explorar el lago en kayak o lanchas.
Antes de llegar a nuestro destino final, Christchurch, atravesaremos la zona de Mackenzie, con vistas al grandioso Monte Cook y divisando lagos de color turquesa; ya en la región de Canterbury  Plains, zona agrícola por excelencia del país, haz una parada en una granja para compartir con los lugareños una buena comida casera tras una gran demostración de trabajo de los perros pastores  y una sesión de trasquilado de ovejas. Un rato muy agradable y ameno.
Nos encontramos ya en Christchurch, donde se respira por cualquier rincón la ascendencia inglesa de este país: sus calles, sus edificios, sus parques. Es una ciudad perfecta para pasear por la orilla del río Avon y ver distintos puntos de interés: plaza de la catedral (demolida tras el devastador terremoto de 2011; yo tuve la suerte de verla en pie y en perfecto estado), museo Canterbury (entrada gratuita), el inmenso parque North Hagley, jardines botánicos. Sube a los Cerros Cashmere para unas vistas increíbles de la ciudad.
Una de las mejores comidas de todo mi viaje por Nueva Zelanda fue en Christchurch, curiosamente en un restaurante español muy popular en la ciudad. Se trata del restaurante de Pedro, al que tuve la suerte de conocer. Allí comimos productos españoles de primera, en el otro lado del mundo, rodeados de cuadros de tauromaquia y demás motivos "typical spanish". El restaurante sufrió muchos daños durante el terremoto de 2011 y actualmente se encuentra cerrado.
Como despedida, hoy os dejo varios vídeos sobre este precioso país y uno especial de la danza de la guerra maorí interpretada por los mejores embajadores de Nueva Zelanda en el mundo, los All Blacks. ¡Hasta la próxima!






Fotos: realizadas durante el viaje